* Anecdotas



El Festival de Cosquín, tiene decenas de anécdotas Desde la que marca su inicio, cuando un grupo de vecinos creó una fiesta para cambiarle la imagen a una ciudad conocida como descanso para enfermos de tuberculosis. Y hasta las que tienen como protagonistas a próceres de la música popular, que hicieron ahí sus primeros palotes.

Algunas son curiosas, otras divertidas y muchas de ellas representativas de un festival que, pese a cualquier crítica, sigue siendo el destino más alto al que aspiran los músicos de raíz folclórica. Acá va un anecdotario de Cosquín, siempre arbitrario e incompleto. Pero que, para los amantes del folclore, puede resultar un buen.

Década del 60. El festival era apenas un encuentro con un escenario al borde de la ruta. La televisión no había llegado. Y las peñas eran sólo fogones. En esos años, Félix Luna dirigía la revista Folclore viajó a Cosquín y en una de esas noches se encontró con el poeta César Perdiguero. Pararon en un bar. La charla llamó al vino, éste a los amigos y sucedió lo inevitable: la mañana los encontró acodados a una mesa y sin un peso.

El poeta y el historiador apelaron al último recurso: dirigirse al Banco de Córdoba a pedir un préstamo de un millón de pesos de la época para seguir con la fiesta. Pero no lo hicieron de cualquier manera. Escribieron en una servilleta- un poema que decía: Nos, los poetas peregrinos, venimos señor gerente a pedir humildemente un crédito para vino. No es que sea desatino tirar una manga así, pues en nuestro frenesí no hay vino que nos alcance. Y por eso en este trance, venimos señor aquí.

Papel en mano Luna, Perdiguero y un grupo numeroso y escandaloso se presentaron al banco. Consiguieron la entrevista con el gerente, pero el préstamo nunca llegó. "El pobre hombre -recuerda el autor de Alfonsina y el mar- no sabía dónde meterse. Éramos unos 20 borrachines. Fueron años muy lindos".

Víctor Heredia tenía 20 años cuando fue a Cosquín como turista. En una de las peñas, apareció una guitarra y comenzó a tocar. Cuando terminó una canción, el presidente del festival se acercó y lo felicitó. El hombre terminó cantando en el escenario mayor y llevándose el Premio Revelación en 1967. "Me preguntó si tenía ropa adecuada y yo le dije que sí. Llevaba un vaquero, sandalias y un pulóver amarillo. Antes de tocar, se me acercó Ernesto Cabeza, de Los Chalchaleros, y me dijo: '¿Usted piensa subir con esa pinta? Lo van a matar, pibe'. Y me prestó su poncho. Salí vestido de gaucho y con sandalias de hippie", recuerda a Clarín.

Indiecito despierto. Auténtico buda del folclore, Atahualpa Yupanqui estaba tomando vino, tranquilo, en una peña. Daniel Toro se le acercó y le preguntó qué le parecía la versión que había hecho de Indiecito dormido. Don Ata le dio un sorbo al tinto y fue lapidario: "Si usted sigue gritando así, va a despertar al indiecito". "Era un viejo muy canalla, muy criollo", lo recuerda Marcelo Simón, periodista, libretista e presentador histórico del festival.


Una Mona suelta en Cosquín. En un intento por atraer al público, la organización invitó en 1988 a Carlos "La Mona" Jiménez. Una multitud invadió la plaza y causó destrozos. Dos años después, Los 4 de Córdoba festejaron sus 30 años y convocaron al rey del cuarteto. Esta vez, Julio Mahárbiz, a cargo en del festival, dijo que no.


Charly y Mercedes, reunión cumbre. Cierre de Cosquín '97. Durante las ocho lunas anteriores, la polémica -aunque anacrónica- estaba instalada: un rockero en el momento más importante del festival. Gieco recordó: "Escuché a un folklorista decir: '¿Qué pasa en Cosquín que ahora van los drogadictos...?'. Con Rezo por vos, la mejor versión de García pisó el escenario de Cosquín por primera vez. Fue un show memorable. Charly se portó como un señorito: contestó a las críticas con un "gracias Córdoba".


El espectáculo prohibido. Cosquín 1972. El actor Luís Medina Castro, el bailarín Santiago Ayala y Marcelo Simón prepararon un show sobre el Cordobazo, en el que se nombraba a los muertos durante la protesta del 69. Minutos antes de comenzar, la policía anunció que si la obra se representaba iban a retirar la custodia. Nunca se hizo. Años después, en 1978, se representó algo más acorde a los gustos castrenses: el Cruce de Los Andes, bajo el título Padre nuestro que estás en el bronce. Los libretos fueron supervisados por el Instituto Sarmantiniano.


Pasado por agua I. "Pasó en los '60 -recuerda Julio Mahárbiz, presentador durante 40 años- pero no recuerdo el año. Horacio Guarany era un ídolo con una fuerza extraordinaria. Al anunciarlo, dije: "Con ustedes, el cantor de los festivales: Horacio Guarany". Apenas pronuncié su nombre se desató una tormenta terrible y la gente comenzó a refugiarse. Horacio salió con la guitarra en alto y gritó: "No huyan, cobardes". Lo dijo de una forma tan contundente y graciosa que la gente quedó paralizada y escuchó el concierto bajo la lluvia.


Pasado por agua II. Los Carabajal tuvieron menos suerte que Guarany. En una edición de los '80, los santiagueños actuaron a las siete de la mañana. "Era de día -cuenta Peteco a Clarín- y no había más de 100 personas. Los periodistas se habían ido hace rato". Apenas salieron comenzó a llover. Todo el público se subió al escenario y ubicó detrás de los artistas, abajo del techo. "Tocamos ante una plaza vacía, con 100 locos saltando a nuestras espaldas. Fue inolvidable".



No es fino?: un consejo chalchalero. Más que una anécdota, esta es una advertencia de Juan Carlos Saravia. "Nunca hay que comer nada pesado antes de subir a un escenario. Alguna vez, en Cosquín, pasó lo peor en medio de la actuación. Y tuve que retirarme marcha atrás, de cara al público, porque los trajes de Los Chalchaleros eran muy blancos".


Debut con presión. Julio Paz, del Dúo Coplanacu, recuerda la primera vez. "Fue en los '80. Eramos ilustres desconocidos. Atrás del escenario, vimos en un rincón, abrazado a la guitarra, a don Ata. Estaba aturdido por el ruido. Después de él, nos tocaba a nosotros. ¡Imagínate la presión! Al otro día, Clarín tituló: 'Yupanqui y Coplanacu fueron los grandes números de la noche'. Creo que compré unos 45 ejemplares del diario".


El fracaso del Cosquín latinoamericano. En 1994, el festival buscó una apertura a nuevos géneros, bajo el título El Cosquín de la hermandad latinoamericana. Así, invitaron a artistas como Cecilia Todd, Toquinho y Tania Libertad. La apuesta no gustó. Miguel Ángel Gutiérrez, histórico libretista y presentador, recuerda: "Quizás el fracaso fue la manera en la que la organización mostró a Sudamérica. Hubo frialdad y falta de fuerza en la presentación. Y el público finalmente contestó con apatía".


Luego del éxito de los dos primeros festivales, Cosquín se planteó la necesidad de darle al festival un escenario acorde con la importancia que iba adquiriendo.
El 25 de Octubre de 1962 se realizo una Gran Asamblea Pública en el Club de Ajedrez.
Se decide la ubicación en la Plaza Próspero Molina, frente a la Jefatura de la Policía, a la Iglesia, al Club de Ajedrez, es decir, en pleno centro. Esta decisión no fue antojadiza, estaba avalada por la Cátedra de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba. El arquitecto La Padula recorrió Cosquín y sus alrededores e indicó como lugar la Plaza Próspero Molina.
Desde ese mismo momento se comienza a trabajar a todo ritmo en las obras, recorriendo incluso al fraguado rápido para acelerar el hormigonado. La obra pudo concluirse sobre la hora y el Tercer Festival pudo realizarse.

El clásico grito: Aquí Cosquín, Capital del Folclore!! del Tercer festival, fue lanzado por Julio Maharbiz (maestro de ceremonias). Estuvo transmitido por radio Belgrano a todo el pais.
Decreto Nacional: El 28 de febrero de 1963, el presidente de la Nación decreta con fuerza de ley bajo el numero 1547, "la institución de la semana Nacional de Folclore de Cosquín".
La simbologia de Cosquín

A mediados de 1965, comenzó a gestarse lo que después sería considerado como símbolo del festival. la inquietud de crear un poncho, la tuvo la Sra. Cooma Coll de Alegre.
Estudiando los aborigenes que poblaron la región, se llegó a lograr una guarda culebraica, inspirada en la que utilizaban en la alfarería. Su color es blanco como simbolo de pureza, enmarcado con flecos negros.

El poncho coscoíno
Y fue el septimo Festival Nacional de Folclore, cuando el poncho coscoíno fue oficialmente presentado y bendecido por el sacerdote Héctor María Monguillot, apadrinado por el conjunto Los Trovadores (surgido y consagrado en Cosquín). El poncho coscoíno pasó a ser un símbolo. Su entrega como premio o distincion honrosa y asi quedó instituicionalizado su uso y su valor alegórico. Su entrega va acompanada del clásico ceremonial de emponchamiento como acto de amistad.

La Pena del Cura nació prácticamente con el festival y luego va a tener jerarquía nacional, la organizó el sacerdote Héctor María Monguillot, en el patio de la casa parroquial de Cosquín, frente a la Plaza Próspero Molina. En determinados momentos, su pequeño escenario fue tan importante como el escenario mayor. Porque las tres figuras de mayor predicamento en Cosquín eran "el Doctor y el Cura" (o sea los Doctores Wisner, Sarmiento y el Cura Monguillot). Actuar en la peña equivalía a un futuro promisorio o a la consagración artística. Desde luego había que colaborar con la obra del cura gaucho, que mantenía con el producido algunas obras comunitarias, en particular su escuelita de San José de los Ríos. Noche a noche luego de actuar para el festival, comparecían los artistas y animaban la peña por algunos minutos, entre ellos estuvieron: Los Chalchaleros, Jorge Cafrune, ademas de los artistas que buscaban su oportunidad.
Héctor María Monguillot, era el cura párroco de Cosquín desde abril de 1959. Fue directamente designado por la Santa Sede, en la ilustrísima persona de SS Juan XXIII. Falco, de piel quemada, fue el cura del festival.

Feria de Artesanías Augusto Raúl Cortazar
A partir de 1967, en la segunda quincena de enero se realiza la Feria Nacional de Artesanías y Arte Popular Augusto Raúl Cortazar.
En la misma, expositores que participaban disponían de un puesto sin cargo para la exposición, elaboración y demostración de sus productos, siendo los ingresos a total beneficio del artesano, salvo un pequeño porcentaje que la Comisión se reserva para gastos de administración y organización.
El reglamento contempla la necesidad de que el Artesano, durante la feria trabaje ante el público.
Agusto Raúl Cortazar: la feria lleva el nombre de uno de los más destacados estudiosos del folclore argentino. Se graduó en la Universidad de Buenos Aires como abogado bibliotecario y Doctor en Filosofía y Letras.
Formó parte del primer directorio del Fondo Nacional de las Artes. Por su iniciativa fue creada la Licenciatura de Folclore de la Universidad de Buenos Aires.
Se consagró con exclusividad a la docencia; creó y alentó al régimen de estímulo a las artesanías y ayuda a los artesanos. Su obra de sistematización de las artesanías es considerada un modelo en los medios internacionales.

Cosquín Cultural. El Ateneo Folclórico
En el ano 1962, se da un paso muy importante en el aspecto cultural: se crea el Ateneo Folclórico. Folcloristas y folclórogos de renombre concurren para su formación. Entre ellos podemos nombrar: al Fondo Nacional de las Artes, al Instituto Musiológico Nacional, a representantes de universidades argentinas e invitados extranjeros. El Ateneo va a tener una importantísima actividad cultural, tomando temas trascendentes como cursos para Maestros de Fronteras, curso de Antropología, Arqueología, Artesanía, Cultura aborigen, conferencia y cursillos dictados por estudiosos argentinos y extranjeros.

El 19 de enero de 1963, previa aprobación de lo poderes participantes, tuvo lugar en el local de la Biblioteca Nicolás Avellaneda de Cosquín, el acto inaugural del Primer Simposio Nacional de Música y Danzas Folclóricas y Tradicionales Argentinas, organizado por el Ateneo Folclórico.
Sus autoridades fueron:
Presidente: Héctor Becerra Batan
Vice Presidente: Eduardo L. Pecourt (enviado por la Fonoteca Nacional de Francia, dependiente del Museo del Hombre de París).
Vice Presidente Segundo: Fray Salvador Satore
Secretarios: Romulo Rodriguez Zelada
Juan J. Nunez

En los años 60, en la Capital Nacional del Folclore, pasaron muchas cosas y resultó ser Cosquín la plataforma de lanzamiento de valores nuevos.
Desde el Primer Festival, Cosquín dio la oportunidad a todos aquellos que teniendo condiciones, rendían con su arte homenaje a nuestra tierra.

Segundo Festival (1962) el público consagra a los Huanca Hua (uno de sus miembros era Hernán Figueroa Reyes) y fue en este festival también la consagración de Los de Córdoba, Eduardo Rodrigo y de Jorge Cafrune, por el aplauso del público.

Tercer Festival (1963) Los Trovadores del Norte reciben el espaldarazo definitivo con el inolvidable "Puente Pexoa" y Los Nombradores lo hacen con "El Antigal".

Cuarto Festival (1964) portando el estandarte de Chaco llegaban dos jóvenes desconocidos: Jovita Luna y Luis Landriscina.

Quinto Festival (1965) traído por Hernán Figueroa Reyes, llega al escenario de la Plaza del Folclore el Chango Nieto y de alli nace como artista. En ese mismo año de la mano de Cafrune llega Mercedes Sosa, otra figura más de este maravilloso Cosquín.

Sexto Festival (1966) César Isella se presenta por primera vez como solista con la "Zamba de cada cual" y queda prendido por siempre en el cantar nativo y Rubén Durán es consagrado en este festival.

Septimo Festival (1967) el ex Nombrador, Daniel Toro, se juega como solista y gana. Este año se registra la mayor cantidad de Delegaciones Provinciales. Las Voces Blancas hacen llegar su mensaje.

Octavo Festival (1968) consagración de Rosendo Arias, que se gana un lugar en la Plaza luego de tocar en la Peña del Cura.

Noveno Festival (1969) sigue la consagración de nuevos valores, el desfile de consagrados y la oportunidad para los que como El Soldado Chamamé, Víctor Heredia y tantos otros encuentren su público.
Asi nació la Idea del Festival del Folclore

Desde 1949 a 1960 la zona padeció la consecuencia del deterioro de su economía, por haberse perdido la principal fuente de ingresos, la de ser una zona terapéutica. Es así como un grupo de vecinos inquietos comienzan a reunirse de casa en casa con la convicción de que algo debía hacerse.
Mientras tanto se organiza en la ciudad, durante el mes de octubre de 1958 "la Primera Semana de Cosquín" con motivo de las Fiestas Patronales de Nuestra Señora del Rosario, que contaba con actividades artísticas, culturales, kermeses, fuegos artificiales, festival folclórico en el Club Independiente y un sin fin de actividades (presidida por Don Gerardo Barrera). Al año siguiente se repitió la experiencia bajo la presidencia de Don Alejandro Israilevich.

El 10 de agosto de 1960, el Intendente convoca a las instituciones para organizar la Tercera Semana de Cosquín. Los asistentes a la misma, consideran necesario proyectar algo de mayor dimensión, que trascienda lo local y promocione a Cosquín a otros niveles y se propone formar una comisión para darle una fisonomia inminentemente turística a otra iniciativa. Aceptada la propuesta, se pone a votación la designación de una junta provisoria a fin de comprometer a otras personas a integrar una futura Comisión de Turismo. La misma fue integrada por Dr. Reinaldo Wisner (Presidente de la Biblioteca), Gerardo Barrera (Presidente del Club Independiente), Reinaldo Ríos (Presidente del Club de Ajedrez y Social de Cosquín) y el Reverendo Padre Héctor María Monguillo

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